jueves, octubre 05, 2006

Ernesto Guevara

O como muchos lo conocen, Ché, nacido en Argentina, fue uno de los hombres más maravillosos que el continente americano ha dado. Médico de profesión, curó tanto el cuerpo de los hombres como su alma, al luchar por la libertad y la igualdad que tanto necesitaban.

Cuba puede vanagloriarse de haberlo hecho su hijo, derecho que se ganó a sangre y fuego en las montañas de la Sierra Maestra, en Villa Clara, en los llanos todos de esta isla. Gran estadista, ayudó a forjar el estado que nacía de las ruinas de la neocolonia norteamericana.

Antimperialista e internacionalista, sus enseñanzas aún guian al pueblo cubano.

Era tanta su entrega a la América toda que decide ir a otras tierras a ofrendar su vida por la causa da la libertad, y así Bolivia lo acoge en su seno, cuidando de sus restos hasta que los hermanos cubanos lo devuelven a Cuba.


El Bambú

En un maravilloso jardín, crecía un bambú, esbelto entre todos los árboles del lugar, cada vez más hermoso. Un día su dueño se acercó y le dijo:

«Querido Bambú, necesito de ti». El Bambú respondió: «Haz de mí lo que quieras». Estaba feliz, su dueño le necesitaba. El señor, añadió: «Para usarte, te cortaré».

«¿Cortarme? No hagas eso, ¿ves cómo me admiran?»

«Si no te corto no serías útil». En el jardín hasta el viento contuvo la respiración. El Bambú repitió: «Haz de mí lo que quieras».

El sol se escondió y unas mariposas volaron asustadas.

El Señor deshojó, arrancó, partió, sacó el corazón. Después lo puso en un árido campo, cerca de una fuente de agua.

El hombre acostó cuidadosamente a su querido Bambú, ató una de las extremidades de su tallo a la fuente y la otra la orientó hacia el campo. Las aguas corrieron a través del cuerpo despedazado sobre los campos resecos.

Sembró trigo, maíz, soya, y cultivó una huerta. Los días pasaron y los sembrados crecieron, todo se volvió verde.

Cuando él era grande y bello, crecía solo para sí. En su entrega, se volvió canal para fecundar la tierra. Muchas personas encontraron vida y vivieron de ese tallo de Bambú.

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